ACÁ ESTÁ LA VERDAD

Una gran mentira de la cual poco se habla es de la confianza periodística. Siendo más claro, se cree (del lado que uno decida pararse) que si se lee dos medios supuestamente antagónicos en su línea editorial uno puede obtener la verdad de un hecho.

Conocido como escuchar “las dos campanas”.

Esto encierra dos mentiras, primero porque lo que uno cree antagónico a veces suele ser la misma caja que financia dos medios. Sumado a que hay una creencia de que hay periodismo independiente, cuando eso no existe. Primero porque la subjetividad sale a la luz en cualquier nota de cualquier índole, y después porque existe una censura directa o indirecta en muchísimos contenidos.

No es necesario que Magnetto llame al editor de policiales de Clarín para condicionar una nota, es el propio editor quien sabe que si le da mayor desarrolló a un crimen ocurrido en Moreno, le van a dar más páginas del diario sobre otras secciones. Lo que quiere es lucirse, ganar espacio, y existe un condicionamiento en donde no hubo siquiera una llamada, por ejemplo. 

Lo que está pésimo es que inventan o mienten para lograr ese objetivo. No hay obediencia debida, lo hacen sin que los obliguen.

Entonces aparecían moralistas del periodismo, muchos de los que ahora se sienten apuntados por el gobierno, que cuando se ponía la lupa sobre estas operaciones decían “no nos gusta el periodismo de periodistas”.

La cuestión no era juzgar si la pregunta estaba bien o mal hecha. No se vayan por las ramas… la cuestión era si la pregunta estaba guionada o no.

Una persona hoy en 20 segundos recibe más información de la que cualquier hombre primitivo tenía en toda su vida gracias a los celulares.

El bombardeo constante de información, donde lo de las dos campanas queda lejos y ahora hay 70. Pero que sigue la misma lógica.

La cantidad no importa, el contenido lo equipara. Se puede estar convencido de un dato porque lo leyó en los primeros 50 medios que le salieron por google y la noticia de igual manera es falsa.

Tampoco importa si el sitio tiene un nombre desconocido o si tiene renombre entre los medios, claramente la gravedad de difundir algo falso es distinto porque se presume una seriedad que muchas veces no tienen.

En esta época de la post mentira es difícil detectar dónde está la verdad. Nietzsche decía “no hay hechos, hay interpretaciones”. Entonces lo mejor es conocer de quién viene lo que escuchamos, en ese sentido los libertarios se plantan y dicen pensar cómo piensan. No dicen ser independientes y eso es un punto a favor para ellos. 

Sabemos desde dónde lo dicen pero no por qué lo dicen, si es para tapar algo, o para qué. Ni hablar si el dueño del streaming libertario administra otro streaming progre donde opinan lo contrario pero sobre el mismo tema, tapando lo importante.

Siguiendo con el tema policiales y Clarín, una cita común en esa jerga era “el asesino no va a decir que lo hizo, ni sus cómplices que lo ayudaron. El policía va a ocultar información y el juez te va a decir que habla por sus fallos. Hablá con el forense que el cuerpo habla aun muerto”. Enrique Sdrech, quien fue importante en el tema y cubrió mucho tiempo para Clarín esa sección le agregaba a esa frase que en policiales tampoco le creas al forense “porque hasta el muerto te va a mentir”.

Es una mamushka de incógnitas en donde cada vez es más lejano llegar a la verdad.

¿Cuál es la verdad?

La única verdad es la realidad.