UN NUEVO SAN CAYETANO EN UN CONTEXTO DIFÍCIL

Como cada 7 de agosto, miles de fieles llegan a las puertas del santuario de Liniers a pedir o agradecer bajo el lema “Paz, pan y trabajo”. Este año, el arzobispo García Cueva fue crítico del momento que viven los jubilados y la falta de consensos en la actualidad. Pero, ¿Quién fue San Cayetano?.

En la homilía pronunciada durante la misa, el arzobispo porteño puso el acento en la necesidad del diálogo para la búsqueda de consensos y salidas a la situación actual, y al mismo tiempo reclamó por jubilaciones dignas, por el cuidado a los discapacitados y a los que sufren. Pidió también “recapacitar” para “salir del chiquero de las descalificaciones y del odio” y dijo que “los gobernantes deben dar a todos, la posibilidad de ganar el pan”.

Cada 7 de agosto se conmemora el Día de San Cayetano, una figura central en la fe popular, especialmente en Argentina. La fecha recuerda la muerte de Cayetano de Thiene, un presbítero italiano nacido el 1 de octubre de 1480, quien dedicó su vida a la caridad y a la reforma espiritual de la Iglesia.

Fundador de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, hoy es recordado por su profunda vocación de servicio, en especial por su lucha contra la pobreza. En 1671, el papa Clemente X lo canonizó por su obra pastoral y compromiso con los más necesitados.

Tras sentir un llamado divino para “realizar una gran obra”, Cayetano se trasladó a Roma en 1506, donde acompañó al papa Julio II hasta su fallecimiento. Murió el 7 de agosto de 1547, a los 66 años, fecha que la Iglesia Católica estableció como su día de celebración.

En Argentina, la devoción a San Cayetano comenzó a tomar fuerza durante la década de 1930, impulsada por el padre Domingo Falgioni, quien fue párroco del barrio porteño de Liniers entre 1928 y 1938. En esa época, ante la falta de recursos, los fieles solían recibir estampas del santo como símbolo de fe y esperanza.

Falgioni distribuyó estampitas del santo a todos los hogares que figuraban en la guía telefónica y promovió su figura desde el diario católico El Pueblo, destacándolo como protector del pan y el trabajo. En una de las historias más recordadas, una rogativa al santo por una sequía terminó con lluvias que salvaron la cosecha de trigo, afianzando la imagen de San Cayetano como proveedor de alimento y esperanza.