Seguro va a comentar algo de la efeméride, dijo Juan.
Y sí, aseguró José. Murió Manuel Belgrano un día como hoy. El hombre importante de la Revolución de Mayo, vocal de la Primera Junta, general del Ejército del Norte, que creó nuestra bandera en 1812… Si Juan ya se porque fruncis el ceño, yo también siempre me pregunté lo mismo. ¿No era mejor que el día de la bandera sea el 27 de febrero cuando se la enarboló por primera vez en Rosario?
¿Qué decís? lo cortó en seco Juan. Hoy empieza la Copa América, la última copa de Lio.
En ese breve diálogo ficticio se libra una batalla y no es sobre un campo de juego sino un combate intelectual, que nos obliga a pensar qué entendemos por representar nuestro ser nacional.
El antecedente de esto son los seis millones de argentinos que estuvimos en las calles aquel diciembre caluroso que la selección nacional levantó la tercera copa del mundo. Era emocionante que el país sea una sóla garganta gritando por los pibes de Malvinas. Pero no pasó más de un año para que la mayoría votara al admirador de Margaret Thatcher, una confesa asesina de compatriotas. En entrevistas, la inglesa reconoció la maniobra intencional del hundimiento del General Belgrano que se encontraba fuera del área de exclusión de la guerra. Sin embargo la criminal de guerra nació del lado de los buenos y no tuvo perjuicio alguno.
Lo formulado por el futbolista Kylian Mbappé esta semana generó ruido. El deportista de 25 años es hijo de una francesa y un camerunés. Y ante el avance de las extremas derechas en el viejo continente, llamó a tener reparos con los extremos en las elecciones venideras que tendrán los galos. El candidato del partido de Le Pen, Jordan Bardella, dijo que Mbappé tiene un discurso clasista. Textualmente “me da un poco de vergüenza ver a estos deportistas que dan lecciones a personas que ya no pueden llegar a fin de mes, que ya no se sienten seguras, que no tienen la posibilidad de vivir en barrios sobreprotegidos por agentes de seguridad”.
No le entran balas porque dieron vuelta el tablero con preguntas simplistas. Nada nuevo se puede hacer con los mismos de siempre, si estas mal necesitas un cambio y quién se resiste es clasista, casta, etc.
Pero los que dicen eso terminan poniendo a todos los Menems que salten en la guía, Marine Le Pen es hija de Jean-Marie Le Pen, quien fundó el partido que continuó su hija en 1972 cuando el Presidente de Francia era Pompidou. ¿Cuál es la novedad? ¿Esto es lo nuevo? ¿Cómo convencen a tanta gente que por más décadas que vivan de la nuestra son outsider de la política?
En Argentina hubo quienes pidieron que los jugadores de la selección hablen de las detenciones arbitrarias de la semana pasada, y los jugadores prefieren tener un perfil en el cual no hablan de política. De aquí se pueden analizar tres cuestiones, la primera es que no se le pide una definición política sino una ciudadana, son temas sociales no políticos, de manera que no lo aleja de la política sino de la sociedad. La segunda es que puede no importarle en lo más mínimo, de hecho Messi tiene fotos con todos los Presidentes de todo el mundo incluida Cristina, cuando trajo la copa del mundo al país en el 2022 sólo se sacó una foto con un sólo político y fue el Intendente de la Ciudad donde queda el country que vive su familia, que dicho sea de paso es un jefe comunal peronista. Y un tercer análisis es el que marca que es el capitán el que baja la línea de no hablar porque de hecho jugadores como Lisandro Martínez se manifestaron contra Macri por twitter, o hace unos meses Otamendi, oriundo de Tigre, se sacó fotos con Malena Galmarini en su intento de ser Intendenta de ese partido de zona norte.
Hablando de Lio, la Universidad Nacional de Rosario describió perfecto lo que sucede en la catedra que refiere a Lenguaje Drámatico, el texto dice lo siguiente: La convención es un acuerdo tácito entre actor y espectador, entre realizador y público. Nadie va al teatro y cree que lo que ocurre en escena pertenece al mundo de la realidad. Eso está claro: es, y la gente lo sabe, ficción pura. Es un mundo paralelono real. Sin embargo, la convención entre espectador y realizador, diría lo siguiente: yo, espectador, convengo con quienes hacen el espectáculo, a la manera de un contrato tácito, en que voy a creer que esos lienzos de la escenografía son un palacio, que ese sujeto que parece enamorado está verdaderamente enamorado, y que los conflictos que ocurren entre los personajes son verdaderos; por un espacio determinado de tiempo, “suspendo” otros aspectos de mi vida real y “entro” y “creo” en ese mundo paralelo, el mundo de la ficción, el mundo “espectacular”. Todo esto, a sabiendas de que ese mundo terminará dentro de una hora y media, y la vida seguirá como antes de empezar la función. A este contrato, a este acuerdo, lo denominamos convención teatral o convención dramática.
El fútbol no es más que eso, la selección, la copa américa. Por una hora y media fingimos creer que todos nos unimos por una misma pasión, por los colores, porque nuestro país esté en lo más alto, por los pibes de Malvinas que jamás olvidaremos, por el Diego al que amamos, por nuestra historia.
Todo mentira.
Hoy en el día de la bandera, gritemos los goles y también sepamos defenderla.