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El Director General de Aduanas, Guillermo Michel, dijo en un reportaje: “Los funcionarios que llegamos a un gobierno por cuestiones técnicas y no políticas tenemos que tener el doble de responsabilidad y humildad al momento de hablar. Hay que respetar a los dirigentes políticos que te juntan los votos para ganar las elecciones”.

Fue la respuesta al ex Ministro Martín Guzmán quien entrevistado por Alejandro Fantino dijo que Máximo Kirchner es un “nene caprichoso”.

Michel cerró su respuesta diciendo “Si vos pasás de jefe de trabajos prácticos de una universidad del exterior a ministro de Economía de un país sin haber sido tesorero de una sociedad de fomento, de mínima, tenés que ser respetuoso de los que te dieron el lugar”.

Hundirse en palabras es rechazar todo intento de ver más allá del asunto.

Hay docentes que analizan la sintaxis, psicólogos que ven entre las grietas que deforman su lenguaje, etc. En un análisis político, equivocado o no, debemos al menos plantearnos ver sus consecuencias políticas.

La única verdad es la realidad, y tras la escurridiza huida de Guzmán el peso se depreció abruptamente. Cabe recordar que el dólar especulativo se vendía a 170 pesos el 2 de julio que el Ministro de los buenos modales renunció, y a tan sólo un mes, el 2 de agosto ya valía 291 pesos. Un 71 por ciento más.

En definitiva, no es qué dice ni cómo sino el porqué. Bien podría haber dado notas en Estados Unidos para salvar su buen nombre luego de un pésimo desempeño en el cargo para el que se formó toda su vida.

Cavallo tardó varios años en dar notas en Argentina. No por comparar gestiones sino situaciones, cuando se fue Mingo también lo hizo el Gobierno.

Acá la cosa fue distinta. En palabras del gobernador de la Provincia, Axel Kicillof “Guzmán dijo que le dio un ultimátum a alguien porque se venía una corrida, acto seguido el Presidente confirmó nuevamente a Pesce en el Banco Central”.

Lo que da a entender Axel es que el ultimátum fue para Alberto que, entre Pesce y Guzmás eligió al primero, obligando, empujando o relegando al segundo que finalmente eligió desistir de su función acto seguido de que Cristina lo estaba criticando en un acto.

Segundo caso.

Una luchadora incansable por los Derechos Humanos, en búsqueda de la Memoria, Verdad y Justicia como lo fue Hebe de Bonafini nos dejó en la tierra este domingo.

Ayer, utilizaron el principio de la sesión en Diputados para hacer un homenaje por su muerte. Consensuaron que así fuera el día anterior. Todos los bloques se pusieron de acuerdo para que esto se haga, y en el momento de hacerlo pidió la palabra el diputado Espert para decir “Murió Néstor, murió Hebe de Bonafini, se está cerrando otro de los tantos períodos oscuros de la Argentina, marcado por el robo, la mentira y la pobreza. Mi homenaje hoy es a las víctimas de estos delincuentes. Se viene el Nunca Más de la prepotencia y la corrupción. Kirchnerismo, nunca más”.

No hay antecedentes de utilizar unos minutos consensuados para que sean de homenaje para hablar mal de la homenajeada.

¿Por qué lo dice? Que rentabilidad saca de hacerlo si quien está en contra de Hebe en su mayoría va a votar al macrismo, sea Larreta, o Bullrich su cepa y no a él. En todo caso, los votos de derecha que saque, como en las últimas elecciones, es una expresión muy marginal de votantes liberales, es decir que mientras dice Kirchnerismo nunca más, él es funcional al kirchnerismo.

¿Cómo no lo va a saber? Entonces nuevamente, ¿Por qué?

Tanto Guzmán que se quedó sin padrino político, que no junta un voto para una propuesta electoral, como Espert son alcanzados por un exceso común en el círculo en que se desenvuelven.

Tienen más ego que razones. El pichón de un nobel en economía fue un fracaso, Espert lo único que puede mostrar es que es “incorrecto” según la definición moderna que se le da a ello, como si fuera un mérito.

Palabras más, palabras menos, nada se resuelve. Tenía razón Facundo “abajo está la verdad”.