“Culpa par odium exigit”, Séneca, inaugura la edad cristina y sucede en vida a Cristo.
“La ofensa exige un odio a la par”.
Pero ¿Por qué nos odian los ricos, y sus lacayos de clase media?;¿en que los hemos ofendido?, sino en pedirles primero, y exigirles después, el trato humano que nos corresponde. A menos que sea por tratar de maquillar su culpa por el latrocinio y sus malas acciones, ¿Por qué otro motivo podrá ser?.
¿Deberían acaso odiar los pobres a los ricos, porque los menosprecian, humillan, explotan, denigran?; ¿porque les han robado lo que les corresponde: pan, tierra, y calidad de vida, y con su fruto han acumulado sus riquezas hasta mucho más que saciarse? En esto sí parece que hay ofensa, agresión, daño.
Cuando los pueblos reparan las injusticias, antes por revoluciones sangrientas, ahora por gobiernos populares, y se instala un tiempo de una cierta paz social, el odio merma (nunca desaparece) pero la historia nos dice que en ese período de transición se va incubando el huevo de una serpiente que tarde o temprano eclosionará en fascismo; para repetir la historia, “historia que ocurre siempre dos veces, la primera vez como gran tragedia la segunda como miserable farsa”.
Los crueles bufones de esta parte de la historia argentina desde 2015 hasta la fecha, desde su pervertida, y pretendida representatividad política, en el marco de la patraña democrática superviviente al neoliberalismo, están construyendo el Coliseo Romano donde las fieras fascistas devorarán a los pobres, para diversión de los nobles y sus serviles adláteres. Ya ocurrió en Auschwitz y demás coliseos del horror, ¿recuerdan?
Por fortuna los imperios caen; los dictadores son ejecutados por sus víctimas o el tiempo, los verdugos se jubilan (aunque dejen sus semillas); y los nobles se retiran a sus madrigueras, para urdir complots y alimentar el odio, que siempre quedará en algún rincón del corazón de los envidiosos, los mezquinos, los codiciosos, y los miserables.
Por algo somos imperfectos.
*Dr.Carlos Nieto
Oga Cultura y Transformación