El camino del cadalso está plagado de ingenuas y buenas intenciones

Los que hemos practicado el psicoanálisis, como “pacientes” pero sobre todo como analistas, aprendimos a desarrollar un nivel de escucha diferente al común. 

Así como oír y escuchar son conceptos diferentes, referido uno a la capacidad de percibir e identificar sonidos y el otro a comprenderlos y analizarlos, esta “escucha especial” nos ha llevado a atender y captar lo no dicho, darle relevancia al lapsus linguae, y reparar en lo reprimido u olvidado, hasta escuchar el lenguaje del propio silencio; todo ello con el propósito de decodificar los nudos de las perturbaciones que habitan en lo profundo del sufrimiento, así, decía, esta cualidad fuera del encuadre pactado, como por ejemplo las fake news tan actuales, los actos fallidos de propios y opositores, las “metidas de pata” de ambos, y muchos otros matices de la comunicación, nos proporcionan una cierta ventaja por sobre la observación de lo aparente; siendo también esto, por supuesto, parte sustancial de la realidad.

Hecha esta breve introducción, y develados algunos secretos profesionales, quiero compartir con ustedes mi humilde mirada sobre los acontecimientos que tanto nos preocupan (y hasta angustian, habida cuenta de muestra funesta historia de golpes de estado, desapariciones forzadas, y zozobras económicas y políticas múltiples). Me refiero con ello a la travesía aventurera y peligrosa en la que decidió embarcarse la derecha política de este país, utilizando como otrora al poder militar, en este caso a la sumatoria del poder judicial y el poder de los medios de comunicación, como Quinta columna contra un “pueblo” mayoritariamente peronista, pero también pobre, constituido por “negros” (mestizos) mezclados en una suerte de populacho, o populismo, que afean la estética pretendidamente europea de blancos llamados a ser los elegidos (como la tenebrosa ideología nazifascista de los arios de la triste historia europea).

Hoy una mujer, dos veces presidenta y actualmente vicepresidenta, se ha constituido en “cabeza de turco” de esta andanada de decapitadores y depuradores de la “raza Argentina” sarmientina y mitrista. Sin el menor pudor y haciendo gala infamante de la mayor deshonestidad de la que tengamos memoria, han inducido al suicidio a un pobre desgraciado utilizado como muñeco de trapo, Alberto Nisman, para tirar su cadáver a los pies de Cristina Kirchner. Y dado el relativo éxito social que tuvo su táctica, están preparando otro fiscal para los mismos fines. Porque sino, veamos cómo están preparando el terreno social amortajando aun muerto potencial, en las rasgaduras de vestimentas hechas por politiqueros de copetín y mercenarios periodistas a su servicio

.Su estrategia es incontrovertible: instaurar un régimen feudal/esclavista al mejor estilo del medioevo, donde los únicos privilegiados sean los poderosos.

 

El movimiento peronista, fuerza popular asentada en la justicia social, la soberanía política, y la independencia económica; de clara raigambre socialista, igualitaria y solidaria. Con base en el pueblo trabajador y fines de principios comunistas, entendidos como defensa del individuo en colectividad frente al atropello del capital y la mercantilización de la vida, se ha topado en su desarrollo histórico con dirigentes oportunistas; con ausencia de una ideología clara, y una consciencia de clase ambigua producto del peso social mayoritario de la llamada clase media (¿sic?), que por ascenso social y ambiciones individuales de poder, reniegan  de sus orígenes y se  depositan a mitad de camino de las oligarquías que las desprecian; pero que la usan oportunamente para sus intereses.

Este movimiento atravesado y confundido en sus intereses, se mueve infantil e ingenuamente, entre los límites de la negociación y el acuerdo con los enemigos que acechan desde su proyecto de poder, del que ellos están claramente perimidos; sino solo como material de producción y consumo, y de carácter descartable.

En estos momentos la lucha de clases, aunque desigual y combinada, está alcanzando su punto de no retorno. 

La democracia se revela, sin la menor duda, como un instrumento de organización social inservible a los hipotéticos fines de la convivencia en armonía; y el estado demuestra su total inutilidad como instrumento de arbitrio de intereses enfrentados e irreconciliables.

El capitalismo no solo venció al comunismo; también ha derrotado a la democracia transformándola en una parodia trágica; en un coliseo circense donde esperamos pasivamente ser devorados por un neoliberalismo tan voraz como despiadado.

La razón neoliberal- hoy ocupando los despachos gubernamentales, los sindicatos, las instituciones educativas y culturales, el hogar, él imaginario democrático,  y las mas íntimas relaciones interpersonales, está configurando todos los aspectos de la existencia en términos económicos y hasta filosóficos, y transformando al ciudadano en un simple y explotado homo economicus.

En estas condiciones el sentido común ha caducado; o dicho de otra manera lo común está dejando de existir en función de un absurdo “sálvese quien pueda”.

En este panorama de desesperanza ¿es posible otro mundo?. Sí, si reconocemos la dificultad, entonces tal vez nos podamos plantear la tarea de reconstrucción; no tendremos recompensa inmediata ni garantía alguna de éxito, pero ¿a qué otra cosa podemos aspirar qué a alimentar la esperanza de un futuro justo, sostenible, y habitable? Eso sí, siempre y cuando el presente sea de lucha.

 

Dr.Carlos Nieto

Oga Cultura y Transformación