Sexo con desconocidos*

Solo dos desconocidos, eso fuimos.

Figuras fantasmas. No quisimos saber quiénes éramos, preferimos no ver nuestros rostros.

Habíamos decidido los cuatro cambiar de pareja y mi marido me habló de ser swingers.

Al principio me negué rotundamente.

Pero sentí que mi esposo lo haría sin mi consentimiento y opté por aceptarlo.

No es poliamor me dijo, es solo experimentar sexualmente con otra persona. Romper la rutina, la monotonía de tantos años juntos. Te va a hacer bien dijo como si lo supiera, no dijo nos va a hacer bien.

Supuse que alguna vez me había sido infiel y quería sacudirse la culpa con esta propuesta.

Nunca se me hubiera ocurrido, pero acepté por venganza. Yo también iba a estar con otro.

Fuimos dos fantasmas con ese desconocido.

Sin amor no gocé pero comprendí que desde hacía veinte años había un desconocido en mi cama.