BORGES, EXPLORADOR URBANO

El sábado 27 de noviembre llegará el Festival de Caminatas a Mercedes y San Blas, para que desde las 11 hs. los escritores Santiago Llach y Catalina Lascano guien un recorrido por las calles que influenciaron un cuento de Jorge Luis.

Una noche de 1927, Borges camina hacia el Oeste. Se queda mirando una casa rosada en una esquina y descubre su futura literatura fantástica. En esta caminata buscaremos esa esquina mítica.

Una versión del cuento fue publicada por primera vez con el nombre de «Leyenda policial» en la revista Martín Fierro del 26 de febrero de 1927. Una segunda versión integró el volumen de El idioma de los argentinos en 1928 con el nombre de «Hombres pelearon» y una tercera se publicó como Hombres de las orillas en el diario Crítica del 16 de septiembre de 1933. La versión final con su nombre definitivo integró el volumen Historia universal de la infamia, que se publicó en 1935.

El narrador cuenta que una noche estaba en el «salón de Julia», un lugar donde se bebía, bailaba y se alternaba con prostitutas en el Barrio Santa Rita que en ese entonces era una zona rural en los suburbios de la ciudad de Buenos Aires, cuando entró Francisco Real, apodado El Corralero, dándole un empellón a la puerta. Era un hombre alto y fornido, vestido de negro, con una chalina color bayo, que venía de otro barrio, del norte, en un coche acompañado de otros hombres. Su actitud provocativa hace que primero el narrador y luego otros concurrentes se le fueran encima para pelearlo, pero el recién llegado los aparta mientras sigue hasta el fondo del lugar donde estaba Rosendo Juárez, conocido como El Pegador. Este último era un hombre que trabajaba como elemento de choque para un caudillo político y que por su coraje y habilidad con el cuchillo era respetado por todos y admirado por la mayoría de la gente del barrio. Su mujer, conocida como La Lujanera era, entre las que iban al lugar, la más codiciada por los hombres. El Corralero desafió a Rosendo diciéndole que quería ver cuánto coraje y habilidad tenía, dada su fama de cuchillero y de malo; todos los presentes se mantienen expectantes aguardado el duelo pero El Pegador se negó a pelear. La Lujanera se le acercó, le sacó su cuchillo de entre las ropas y se lo dio en la mano pero El Pegador lo lanzó por una ventana que daba sobre el arroyo Maldonado. Entonces su mujer se arrimó al Corralero, le dijo que dejaba a Rosendo porque era un cobarde y comenzaron a bailar juntos. Los demás concurrentes hicieron lo mismo y al rato ambos se marcharon abrazados.

El narrador, que se sentía deshonrado y avergonzado, salió del salón con falsas excusas y volvió poco después. Al rato entró la Lujanera sosteniendo a El Corralero agonizante y en tanto lo veían morir contó que mientras estaban afuera alguien desafió a El Corralero y le clavó un puñal; era alguien desconocido, afirmó, no era Rosendo. Cuando uno de los compañeros de Real acusó a la Lujanera de ser la agresora, el narrador se interpuso, le hizo ver que ella no hubiera tenido la fuerza necesaria para dar la puñalada y se burló de que un hombre con fama de fuerte en su barrio como el difunto fuera a terminar muriendo en ese lugar, donde nunca pasaba nada. En eso escucharon que estaba acercándose la policía a caballo y, queriendo evitar problemas, los presentes arrojaron el cadáver de El Corralero al arroyo por la ventana y continuaron bailando. Al final, el narrador-personaje insinuó que él había matado a El Corralero.

En octubre de 1996 el coleccionista argentino Eduardo Constantini adquirió en una subasta de la galería Christian de Quay-Francis Lombrail de París en 164 000 dólares estadounidenses dos lotes de textos manuscritos de Borges que incluían el correspondiente al cuento Hombre de la esquina rosada.

De la mano de la Red de Bibliotecas públicas de la Ciudad y Urbanismo Vivo, esta edición promueve que sea parte de una serie de relatos de reconocidos autores y autoras que podrán ser escuchados durante una actividad colectiva guiada, siguiendo los recorridos estipulados y conectando con el entorno en un formato lúdico.

Las actividades presenciales serán guiadas por escritores y escritoras. De esta forma, las calles serán un escenario repleto de historias que, desde la mirada particular de su autor o autora, propondrán una conexión con la ciudad y su cultura urbana, explorando y poniendo en valor su diversidad.

Para participar, solo tenés que acercarte al punto de encuentro a la hora indicada.