NAVIDAD SIN PRESOS POLÍTICOS

Se cumple un año desde la asunción de la fórmula de los Fernández al gobierno, en el cual Alberto se vio atravesado casi dos tercios por la pandemia, y contando. Pero falta terminar el lema: Fernández al Gobierno y… ¿Quién está en el poder?

A modo de balance, la Vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner publicó una carta en la que mencionó el trabajo legislativo, las adaptaciones en estos tiempos y algo tan significativo como la falta de independencia judicial.

Si no mencionaba lo último probablemente, la hubiesen criticado por sus palabras acerca del trabajo legislativo. Es decir, no ocurre lo del poema de Neruda que dice “me gustas cuando callas porque estás como ausente”.

Cristina nunca está ausente en ninguna publicación nacional ni regional que traten temas políticos. Hable o no.

Pero para analizar la carta ya están los medios hegemónicos que llamaron hasta peritos caligráficos para ver lo que intentaba decir la yegua, aunque sea por fotocopia. Porque sí, aunque usted no lo crea le dan mucha importancia a las fotocopias.

El nudo, lo importante, es mencionar la veracidad de los dichos acerca de la justicia porque ese es el dedo en la llaga de muchos sectores. Sectores minoritarios pero influyentes.

¿La justicia es independiente?

De acuerdo a la interpretación que ha hecho la Corte Interamericana y la Corte Suprema, las únicas razones que permiten la aplicación de una prisión preventiva son el peligro de fuga del imputado o que la persona pueda obstaculizar el proceso. El juez Martín Irurzún planteó lo que se conoció como su doctrina: que las detenciones de ex funcionarios, por sus «lazos de poder» o “relaciones residuales” pueden «entorpecer el avance de una causa».

¿Está alegremente planteando que hay operadores judiciales adictos a los oficialismos? A confesión de parte relevo de pruebas.

Es que el bloqueo mediático y la frase común “la justicia no es independiente” fueron capaces de borrar semejante salvajada. Pero si lo dice la vice en una carta nos damos cuenta que “el rey está desnudo”.

Buena analogía la del Rey, otro cargo vitalicio.

Lo que asombra es que esta no es una discusión de ahora, lo que deja incierto para un futuro. Si desde hace tantas décadas esto está así, porque habría de cambiar de acá a unas décadas.

Para muestras basta un botón, el DNU 441 emitido el 12 de abril del 2011 eliminó el techo del cinco por ciento en la representación como accionista de la Anses en las empresas donde mantiene inversiones. La medida fue desconocida por Siderar en su asamblea ordinaria, por lo que fue sancionada por la Comisión Nacional de Valores, que declaró la reunión como “irregular”. Techint, controlante de la acería, presentó un recurso de amparo y rápidamente se metió en la arena política, procurando incidir sobre la agenda de la oposición.

Tanto en sus declaraciones públicas como en la presentación judicial, el holding optó por la estrategia de objetar el DNU desde la formalidad, argumentando que “no hubo ni necesidad ni urgencia” al momento en que fue dictado.

Techint, manejado por miserables, se escondió detrás de la pata judicial. Una batalla tan grande que más que un poder independiente se transformó en un partido. Fue entonces cuando Cristina Kirchner, por entonces Presidenta, dijo para discutir política formen un partido y ganen las elecciones.

La frase fue tomada erróneamente cuatro años más tarde por el macrismo, con la falsa sensación de haberle cerrado la boca. El partido judicial nunca se formó.

Bonadío, Irurzún, Stornelli, o el juez que esperó a que asuma Macri para renunciar, Carlos Fayt (quien había nacido el mismo año que Evita Perón y seguía sentándose en la Corte, mientras los que le manejaban los piolines le levantaban el pulgar para hacer como que estaba bárbaro), son algunos de los ilustres nombres de la independencia judicial.

De esa justicia se indignan cuando les dicen que hay lawfare, que meten presos por mandar a tirar huevos, que procesan por rutas del dinero K donde no hay ningún K, pero basta con que un juez crea es un principio de culpabilidad para enviarlos a un penal. Donde los van a espiar, obvio que después de sacarlos de sus casas con chalecos antibalas.

Si será de vieja data que el escritor español Francisco de Quevedo en el Siglo XVII dijo “donde hay poca justicia es un peligro tener razón”.