FUNCIONALIDAD DEL DEBATE

Tanto los políticos como el pueblo en general reitera que es absurdo que haya elecciones cada dos años. Escuchamos repetir que en un país serio uno vota cada mayor cantidad de tiempo, que es un gastadero de tiempo y plata, y obviamente los funcionarios que son oficialistas dicen que quita tiempo para discutir lo que llaman “la verdadera política” al perder espacio con chicanas electorales.

Ahora bien, no estamos sobrevalorando el tiempo sin elecciones. Podemos asegurar que los años no eleccionarios son los que más cosas se hicieron, o dónde se discute esa “verdadera política”, esa que ayuda a los problemas de la gente.

Personalmente evité entrar en la discusión del aborto en todos estos meses, porque me parece ser funcional a la despolítica. Antes que me dedique su insulto preferido, querido lector, quiero dar mi fundamento.

El eje de la temática de lo que seguramente se vote esta semana está totalmente corrido, tanto que puede haber dos posturas que no sean antagónicas, y por ende sin sentido. Podemos ver en la pantalla a dos personas discutir sobre dos cuestiones distintas pero amparados bajo la misma palabra: aborto.

El lema de las manifestaciones llamadas “a favor” viene siendo: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, y aborto para no morir.

Pregunto, ¿Qué le aporta ese proyecto a la educación sexual?. Anticonceptivos para no abortar, ¿Usted vio alguien hablando de los distintos métodos anticonceptivos? Aborto para no morir, de eso si se habla y mucho.

Tampoco se habla de las razones. El dato numérico de la cantidad de mujeres que abortan al año sea legal o no, no estipula las razones por las cuales lo hacen, dato para nada anecdótico si el ejemplo más utilizado es que las mujeres pobres son las que más lo padecen.

Uno imagina que no deviene de que la mujer aborta por pobre sino porque recae en lugares insalubres. Pero nuevamente no hablamos de prevención.

Entonces, ya fastidiado con el debate, ¿De qué hablamos? Nos matamos por lo que no sabemos.

Lo que describí en esta editorial no era por estar a favor ni en contra, era para llegar a esta conclusión: verdaderamente de aprobarse la Ley no van a existir abortos en masa, por lo que nos gastamos una mitad del año no electoral, preciado para todos aquellos que hablan de la “verdadera política” para un proyecto que de aprobarse pasaría al Senado, y si se aprueba allí no nos cambiaría la vida.

Pero si hago un pequeño recuento de lo que sucedió desde las últimas elecciones, en este hermoso tiempo en el que en teoría el político no hace campaña: Tuvimos una fuga de divisas como nunca en la historia argentina; un aeropuerto comenzó a funcionar “gratarola” en una base aérea; la reforma previsional provocó un desfalco en las asignaciones y jubilaciones; acordamos con el FMI; vetaron la vuelta atrás de las tarifas y la CGT que había dicho que si eso ocurría llamaba al paro general, está en negociaciones; se invisibiliza el conflicto docente en un nuevo año que no hubo paritarias nacionales, se derogó en donde decía que debía haberlas y aun siguen los reclamos con ofertas irrisorias; ni hablar de la profundización de la crisis con más despidos, y precarización.

Pero en este primer semestre la tele nos mostró pañuelos verdes. Por eso yo no digo mi opinión del tema, porque me parece una bomba de humo útil para tapar otros temas. Y la funcionalidad me parece esquiva, y más cuando viene de mi palo.

Les dejo una conclusión de la evidente máscara sobre la realidad. Exactamente una semana antes de la entrega de unos premios que dan lo periodistas, se cesanteo a trabajadores de Radio Del Plata. En ese evento casi nadie se solidarizó con sus compañeros, pero todos hablaron con el pañuelo verde en la mano.